Saturday 22 September 2012

Bronce


Lo que tenía que ser un paseo por el barrio se convirtió en una huida a la playa. Mis pies avanzaron libres durante minutos y minutos y mis manos, húmedas de acariciar el mar, danzaban con el viento que susurraba melodías al pasar.

Y aquella arena… Arena de relojes del tiempo, de polvo de estrellas, de piedras milenarias. Aquella arena me invitaba a dejarme llevar y jugar con las huellas de alguien que en su momento pasó por allí. Y eso me dispuse a hacer. Seguí aquellos  pasos, con mi libreta i bolígrafo en mano, que de repente me transportaron en medio de un campo lleno de espigas, con un sol que pintaba mi cuerpo de bronce metal.

Y así, sin preguntarme siquiera, mi cabeza empezó a despegar utilizando de ancla mis dedos irrigados de tinta, escupiendo sangre de calamar.


Anna


Anna.